La creadora de White Space trabaja sin darse cuenta porque ama lo que hace

La arquitecta Alejandra Chapa combinó el diseño, la arquitectura y las imprentas para dar vida a un proyecto que inicialmente fue incomprendido, pero que ya ha engalanado a cientos de vitrinas en San Pedro y otras ciudades mexicanas.

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La inspiración para dar inicio a su emprendimiento, White Space, no llegó a la mente de Alejandra Chapa de la noche a la mañana y tampoco fue producto de una epifanía. Ella me contó que simplemente detectó la necesidad de juntar tres áreas que solían concebirse por separado.

White Space une el diseño gráfico, el diseño de interiores y las imprentas, atendiendo de forma integral a quienes buscan vestir sus espacios -comerciales o no- con piezas gráficas. Actualmente, Alejandra y su equipo diseñan para vitrinas o fachadas de tiendas, hacen murales y siempre están aceptando nuevos desafíos. Y el servicio es completo: idean, producen e instalan sus productos.

“Yo soy arquitecta y empecé a trabajar en un despacho de diseño cuando estaba estudiando. Estando ahí, veía proyectos de interiores en conjunto con obras de arquitectura y además, en ese tiempo mi novio -y actual esposo- estaba empezando con una pequeña imprenta. Yo le ayudaba con algunos diseños y así empecé a ver esas dos áreas; la del diseño gráfico e interiores. Al ver los programas que se usaban y las necesidades que había en las distintas áreas, me di cuenta que había varios conceptos en común y comencé a integrar todo en mi trabajo. Estando al mismo tiempo en los lados de la arquitectura y del diseño gráfico, me di cuenta que se podían ofrecer los tres servicios juntos y así empezó todo”, me explicó Ale.

Primera tienda

El local de White Space, en el día de su inauguración.

La profesional siempre confió en su proyecto, pese a que al comienzo no tuvo el mejor recibimiento. Me contó que “cuando explicaba el concepto a la gente a mi alrededor, no me entendía. Estaba muy difícil porque me decían ‘la imprenta ya está y los despachos de arquitectura y diseño también. ¿Para qué otra marca?’ y yo les decía ‘no, mi enfoque va a ser diferente. Yo no voy a poner muebles, no voy a poner cortinas. Solamente voy a hacer la parte gráfica del interiorismo”.

Y la cosa fue incluso peor cuando dio a conocer su idea a sus compañeros mientras cursaba un diplomado: “Expuse mi proyecto y se burlaron de mí, como diciendo o pensando ‘es una estupidez lo que está presentando’. Pero yo tuve la convicción de demostrar que mi proyecto era una necesidad”, me subrayó la emprendedora.

cuadrado Sin frenos cuadrado

Pese al frío recibimiento que tuvo inicialmente, Ale desarrolló su marca y la lanzó en 2016, aunque desde 2009 que venía dedicándose a proyectos como los que luego adoptó bajo el nombre de White Space.

Para la arquitecta, la transición a trabajar en su propia marca fue “gradual y natural” y cuando las personas empezaron a ver sus proyectos finalmente entendieron de qué se trataba White Space. “Ahhh, ya entiendo lo que haces”, es algo que Ale escuchó en más de una ocasión. Y además de empezar a entender lo que hacía, la gente de su ciudad comenzó a querer contratar los servicios de la marca; principalmente los dueños de tiendas.

Otro momento importante para la iniciativa de la arquitecta fue la pandemia en 2020. En ese entonces, “White Space ya empezaba a levantarse como marca en sí”, me comentó Ale, “y justo pasa esto y cierran todos los comercios”, agregó.

“Entonces llegó una clienta y me contó que vio que en Europa estaban animando a la gente con un arcoíris y me pidió uno para su tienda, acompañado de la frase ‘todo va a estar bien’. Le pusimos un hashtag para que la gente lo reconociera y todo el mundo empezó a querer su arcoíris. Entonces yo hablé con la clienta que me planteó la idea y le dije que hiciéramos una campaña y donáramos parte de las ganancias a gente de nuestro municipio que necesitara ayuda. Así se empezó a viralizar el arcoíris aquí, empezamos a poner en todas las tiendas cerradas y así los dueños les daban esperanza a sus clientes de que ya íbamos a volver. Pusimos como 250 arcoíris en la zona, que es pequeña, entonces se notaba”, recordó la profesional.

Arcoiris

Una de las vitrinas adheridas a la iniciativa del arcoíris.

De este modo, en lugar de decaer durante la pandemia, White Space ganó popularidad y además ayudó a personas afectadas por el covid-19. Y cuando se reabrieron las tiendas, le llegaron más pedidos que antes y hoy tiene clientes que le piden trabajos para todas las temporadas.

Si bien a veces Ale reconoce que sería más fácil trabajar con un jefe que le dijera qué hacer, valora la flexibilidad y la libertad que le da emprender, ya que puede hacerlo desde la oficina, desde su casa o incluso durante un viaje. Adicionalmente, al ser ella la encargada de buscar nuevos proyectos y oportunidades, también atesora lo que llama “libertad de crecimiento”.

Pero más allá de las libertades, Ale ama lo que hace. Y lo sabe porque a veces simplemente no nota que está trabajando: “No te das cuenta, se te olvida la hora y de pronto ves y es súper tarde. Que pase eso, que disfrutes del proceso es un indicador de que tu trabajo es algo que te encanta. A veces hay cosas que tienes todo el tiempo en la mente y de pronto dices ‘ya, se me ocurrió’. Me estoy bañando, me estoy arreglando o estoy disfrutando un fin de semana y lo pienso. Es sin querer, no es porque sea mi trabajo, sino que es porque me gusta”.

“Me gusta mucho ver en físico lo que una vez tuve en mi mente. Esa satisfacción que hay después de una instalación que queda bien, como que me motiva a tomar otro proyecto retador, ver cómo pensarlo, diseñarlo y verlo ya puesto”, añadió.

Trabajos

Los stickers de estas vitrinas también fueron creados por White Space.

cuadrado Sus fuentes de inspiración cuadrado

La arquitecta dijo que cuando más se inspira es cuando está bañándose o nadando. “Yo hago natación y como ahí no tengo el celular a mano ni hablo con nadie, más cosas se me ocurren. Cuando menos estás pensando es cuando más se te ocurre, como cuando estás haciendo ejercicio, viendo una película o viajando”, aseguró.

Adicionalmente, Alejandra busca inspiración en otros lados. Por ejemplo, me dijo que cuando viaja saca muchas fotos, que ve qué están haciendo diseñadores en otros lados y que sigue muchas cuentas en redes sociales. No obstante, reconoció que “sí hay crisis creativas de repente. A veces hay mucho trabajo y pienso ‘se me ha quemado el cerebro y no sé cómo hacer”

Ale y su equipo tienen una tienda online y un local físico. Trabajan con catálogos de temporada, pero también hacen diseños a pedido no sólo para clientes en San Pedro, sino también en otras ciudades de México. Principalmente crean para arquitectos, comercio directo y personas que están en el rubro de los eventos, como wedding planners. Aunque quien busca una gráfica para dar vida a una pared olvidada en su casa también puede hablar con White Space, que quiere seguir creciendo a lo largo de los años.

Familia

Ale Chapa junto a sus hijas, con uno de sus diseños de fondo.