Gustavo Montero: “Emprender nunca es fácil. Eso es algo que te inventan para hacerlo ver como glamoroso”
Para el cofundador y Gerente General de Bsale, una de las mayores enseñanzas que le ha dado la vida es que “siempre las personas tienen algo que entregar”. Además, me confesó que se siente cómodo en la incertidumbre y que siempre está pensando en cómo hacer mejor las cosas.
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Cerca de la hora en la que estaba agendada nuestra entrevista, Gustavo me preguntó si podíamos atrasar la reunión. “Perdona, tengo que atender algo urgente”, me dijo. Al rato entendí por qué.
“Me gusta estar presente e involucrarme en todo lo posible cuando se trata de hacer cambios o mejoras en Bsale. Somos obsesivos con estar generando una buena experiencia al cliente. Siempre ha sido así. Me llega a doler el estómago, me siento mal, literalmente, cuando siento que puedo hacer las cosas mejor”, me comentó -una hora más tarde- el emprendedor que junto a su hermana Elvira entró en el mundo de la tecnología hace 18 años.

Gustavo es un hombre alto, de semblante tranquilo y afable. Mantiene abierta la puerta de su oficina, quizás tanto para escuchar como para que lo escuchen. A lo mejor, también para dar a entender que está disponible para quien lo necesite.
Además de su minuciosidad -que a veces lo obliga a hacer cambios de última hora en su agenda-, el también piloto privado considera que uno de los rasgos de su personalidad que ha impulsado su carrera es su inconformismo, que lo ha llevado a ir más allá de lo establecido y a estar siempre probando nuevos modos de resolver los desafíos: “No se trata de hacer algo de otra forma porque sí, sino porque creemos que no está bien resuelto”, me contó.
¿Hay
algo más que quieras agregar, Gustavo? 
-Te diría que también me acomoda la incertidumbre. Hay personas a las que sí les molesta. A mí no. Tengo como una sensación de seguridad y tranquilidad, que no sé si la palabra sea inocencia, de que todo va a salir bien. De que hay que echarle para adelante nomás. Emprender tratando de estar seguro de que el camino va a ser uno y no estar abierto a la incertidumbre, es inmanejable.
Gustavo, quien es economista agrario de la Pontificia Universidad Católica de Chile y magíster en Ingeniería Industrial y Sistemas de la misma casa de estudios, tuvo un padre inquieto, que siempre buscaba nuevos proyectos: “Él fue una de las primeras personas que trajeron salmones a Chile y también de los primeros en traer y generar cultivos de abalón, que son moluscos parecidos a los locos (también llamados chanques o tolinas)”, explicó, agregando que igualmente tuvo experiencias en el rubro inmobiliario.

Gustavo (derecha) junto a su hermana Elvira y su padre.
“Si bien trabajamos en otras empresas al principio, con Elvira siempre tuvimos el bichito de hacer algo juntos. Y es un poco por lo que vimos. Eso nos impulsó, al igual que sentir el dolor de cosas que no funcionan y vivir el desagrado de lo que eso significa. De usar un sistema tecnológico malo en tu negocio, de tener que resolver uno un problema, de vivirlo en carne propia”, enfatizó.
Primeros
pasos en el emprendimiento
“Emprender nunca es fácil. Eso es algo que te inventan para hacerlo ver como glamoroso”, me comentó muy convencido Gustavo mientras miraba levemente hacia arriba, como tratando de buscar inspiración.
¿Cómo
fueron los primeros años?
-Muchas veces uno se siente el tonto del grupo porque quienes han tenido una formación como tú, quienes han compartido contigo empiezan a tener cargos relevantes, les empieza a ir bien, económicamente hablando, etc. Y te empiezan a preguntar por qué a ti no te ha ido bien y por qué sigues en lo que estás. De alguna manera es lento emprender. Es un proceso que dura muchos años y en el que hay sacrificio. A veces uno tiene la idea de esos emprendimientos gringos que en dos años llegan a ser unas tremendas empresas y les va como quien se ganara la lotería. Pero eso realmente pasa poco, pasa muy, muy, muy poco.
Para el cofundador de Bsale, avanzar con un emprendimiento en que se quiere dedicar la vida a una idea -como el suyo- requiere que se alineen varias cosas: “De partida tu familia; tu señora, tus hijos, pasan por un papá o mamá dedicado 24/7 a esto desde que es circo pobre, y a veces también hay aprietos económicos”.
En ocasiones, me expresó Gustavo, las personas creen que para él y para Elvira fue fácil emprender porque su padre tenía una buena situación económica y los apoyó, “pero yo hipotequé mi casa”, aclaró, y añadió que “si uno no está convencido de lo que está haciendo, pero no de cabeza, sino de una forma más visceral, se queda en el camino. Cuando me preguntaban qué otra cosa haría, yo no tenía la respuesta. No sabía qué más hacer. Y eso de alguna manera te obliga a seguir”.
Tal como muchos otros emprendedores, Gustavo se llegó a cuestionar si tenía sentido lo que estaba haciendo. Preguntas como “¿Tendré dedos para el piano para esto?”, “¿Esto es para nosotros?” y “¿Tiene sentido hacer softwares tecnológicos en Chile?”, invadieron su cabeza en momentos difíciles.
Las
personas y la paciencia 
A lo largo de su carrera, el profesional destacó que lo más importante que ha aprendido es que lo esencial en un emprendimiento es el grupo humano que lo compone, y también que hay que tener paciencia.

Gustavo celebrando junto a colaboradores de Bsale.
“Los seres humanos son lo más importante en cualquier empresa. Y eso es fundamental en cualquier ambiente. Esto lo aprendí no sólo en el emprendimiento; sino también cuando hice el servicio militar en infantería de Marina y había un entrenamiento en que uno tenía un buddy, un compañero que iba a todos lados contigo. Yo tenía uno que casi nunca cumplía con los objetivos y lo pasaba pésimo. Nos castigaban mucho, hasta que nos tocó un entrenamiento en que te enseñan cómo comportarte cuando te toman prisionero. Ahí, él me ayudó un montón y cuando el instructor me llamó al terminar ese entrenamiento, me dijo ‘siempre las personas tienen algo que entregar’. Eso pasó ahí y también ha pasado acá. Eso es lo que un líder tiene que entender”.
¿Y hoy
sabes qué harías si te pudieras dedicar a otra cosa? 
-Si me hubiese tenido que dedicar a algo nada que ver con la tecnología, podría haber sido el tema de la construcción y, de viejo, existe un grupo de pilotos que vuelan normalmente en el Amazonas, cosas así, para ir a suministrar o dar apoyo médico a tribus que están muy metidas en las cordilleras y donde no se puede llegar muy lejos. Si tuviera que pensar en algo más a lo que me gustaría dedicarme, me encantaría volar y estar llevando suministros médicos y cosas por el estilo.